Simon Buddle analiza los aspectos prácticos de la recarga de coches en carretera y en casa, y explica por qué tiene sentido integrarla con KNX.
Nosotros, como seguramente la mayoría de ustedes, tenemos una tradición navideña. En nuestro caso, solemos escaparnos a algún lugar. No nos gusta el pavo, ni empaquetar regalos, ni la alegría forzada. Así que hacemos las maletas y nos vamos a un lugar tranquilo y apartado donde podamos pasear al perro, disfrutar del campo y desconectar de la vida urbana durante unos días. Mientras haya un lugar decente en el que tomarse unas copas junto a una chimenea y un par de sitios para comer, nos basta para desconectarnos del revuelto navideño.
Este año no ha sido una excepción. Sin embargo, ha habido un pequeño cambio digno de mencionar. Hace poco que he cambiado mi monovolumen por un coche eléctrico. Es un acontecimiento importante por dos razones. Antes, las excursiones en monovolumen consistían simplemente en meter todo en la parte trasera y ponerse en marcha. Ahora, «todo» se ha convertido en un gigantesco juego de jenga pero al revés. ¿Quién iba a decir que la gente vacacionaba así? Ver qué encaja y qué no: elegir entre lo necesario o lo bonito. El perro tuvo que sentarse en un asiento en lugar de descansar en el lujo del cavernoso compartimento trasero de la furgoneta. El siguiente problema, que, para ser sinceros, equivale a un nivel constante de ansiedad bajo en Londres, tuvo que ver con la autonomía.
Supuestamente mi coche tiene una autonomía de 391 km. No voy a decir directamente que se trata de una mentira en toda regla, pero es como verlo todo de rosa mientras miras al cielo por miedo a que te caiga un rayo. Si usas las luces el alcance disminuye. Si abres las ventanillas el kilometraje baja. Y si usas los calefactores tres cuartos de los mismo. Además, las baterías también son menos eficientes en los fríos meses de invierno. Así que, saber dónde y durante cuánto tiempo cargar se convierte en una cuestión fundamental. ¡Y eso sin tener en cuenta los gastos de peaje!
Los retos de recargar en carretera
En el Reino Unido las recargas rápidas cuestan entre 0,84 y 0,89 euros por kWh. Comparándolo kilómetro a kilómetro, es básicamente el mismo coste que la gasolina. El coste es solo una de las tres cuestiones que debes tener en cuenta. Lo primero es encontrar un cargador. Tuvimos que pararnos tres veces hasta que nos pudimos conectar. La segunda cuestión es que una vez que estás enchufado a un cargador, no sabes exactamente cuánta energía puede transferir. Muchos cargadores rápidos solo suministran 50 kW a un único vehículo. Cuando se conecta un segundo vehículo, la carga se reduce a la mitad, lo que duplica el tiempo de permanencia en el punto de carga. Este equilibrio en la carga es consecuencia de las limitaciones del equipo y/o de los cables de entrada. Como todos nosotros, están limitados por la Ley de Ohm.
Cargar en casa
En casa, la electricidad cuesta menos de la mitad, 0,40 euros por kWh, y si tienes una tarifa conveniente, puedes obtenerla por tan solo 0,17 euros por kWh durante la noche. Dados los costes actuales de la energía, obtener una buena relación calidad-precio debe ser nuestra primera prioridad. La mayoría de las viviendas tienen alimentación monofásica, lo que significa una entrada máxima de 63 A o 100 A. Mi cargador de coche es de 7 kW de tipo 2 que consume algo más de 30 A. Si sumamos esto a mi placa de inducción, que consume 3,7 kW o 15,4 A, empezamos a notar una demanda energética importante en determinados momentos del día. Si añadimos un microondas, una lavadora y una secadora, podríamos llegar fácilmente a los 60 A.
El equilibrio de la carga en el hogar es cada vez más importante debido a las limitaciones que existen en la oferta. En días muy fríos, puede que no se genere suficiente energía para cubrir la demanda. Puesto que cada vez son más las personas que recurren a la electricidad para alimentar coches y calefacción, es probable que la situación empeore en vez de mejorar. Y, obviamente, sin olvidarse del coste unitario.
Soluciones de carga KNX
KNX y sus instaladores se encuentran en el centro de una oportunidad para mitigar este problema. Ya controlamos gran parte del suministro eléctrico del hogar y, con la adición de algunos elementos inteligentes, podríamos marcar realmente un antes y un después para el propietario.
Existen productos que integran la recarga de coches en la plataforma KNX, como el Smart Connect e-charge de ise, por ejemplo. La unidad puede variar la corriente entre 6 A y 32 A, así como habilitar funciones de temporización para realizar la carga únicamente durante las horas valle. KNX es el único producto multidisciplinar y protocolo de tecnología agnóstica que puede ofrecer verdaderos beneficios al propietario de la vivienda.
También estamos viendo que empresas como 1home.io y BAB Technologie se están abriendo a la integración App API para habilitar un control total sobre los cargadores de coche de terceros.
Conclusión
KNX siempre ha estado en el corazón del hogar inteligente, aunque todavía puede ir un paso más allá y convertirse en el centro de carga inteligente de la energía en el hogar. Si añadimos un poco de energía solar fotovoltaica y almacenamiento en baterías, habremos superado prácticamente la mayoría de los problemas energéticos del hogar moderno. En el núcleo de esta solución se encuentra la simple idea del equilibrio en la carga y, como consecuencia, el ahorro de costes para el cliente. Dirigir el consumo energético a los dispositivos de mayor uso durante el periodo de menor coste es una acción sencilla y obvia, pero para hacerlo en toda la casa se necesita KNX y un buen instalador.
Simon Buddle CEng MIET es consultor de Future Ready Homes, especialista en diseño de sistemas de servicios BMS y ELV.